Otros
departamentos administrativos, mal que bien, cumplen su labor. ¿Quiere
usted pasear por un puerto comercial? De acuerdo, pero ojito con meterse
en las zonas de carga de los barcos: hay camiones, carretillas y grúas
trabajando y puede usted correr peligro. Mejor le prohibimos el acceso a
estas zonas. ¿Quiere usted pasear por un puerto deportivo? No, ni se
acerque a los pantalanes; mejor se lo prohibimos también; es que ha
habido robos, ¿sabe usted? Limítese a los muelles. ¿Quiere usted pasear
por el Paseo Nuevo con temporal? No, mire usted, corre usted peligro.
Puertos, el Ayuntamiento o quien sea limita el acceso, y Costas no se
opone, como es natural.
Pero
¿qué pasa si el bien a proteger es otro, por ejemplo, el medio ambiente?
La Diputación limita el acceso en aras de la conservación y Costas dice
que tururú, que por allí debe pasar un camino habilitado. ¿Que en una
ría hay vegetación rara y valiosísisma? No importa, pisotéela usted
tranquilo. ¿Que crían aves no menos raras e interesantes? ¡Da igual,
hombre de Dios! Usted pasee y perturbe la tranquilidad de las aves y
haga que pierdan sus puestas, que la ley le garantiza a usted el derecho
de acceder a la ribera del mar. ¿Que ya existe un camino contiguo y
practicable? No me vale; hay que abrir uno nuevo. Eso sí, ni se le
ocurra pisar terrenos destinados a la práctica privada del golf, ése es
un derecho superior en el que Costas no se mete.
Esto
está sucediendo ahora mismo en la ría de Inurritza, en Zarautz, debido a
la cortedad de miras de un oscuro personaje a quien alguien encargó en
su día conservar los valores naturales de nuestra costa. Todo el mundo
sabe que dos kilómetros de playa de acceso libre e ilimitado no son
suficientes para garantizar el libre acceso público a la mar. ¿No
piensan entrar en razón?